Yo, en realidad, lo único que puedo hacer es airear algunos aspectos inherentes al tema y tratar de darle algo de lirismo a este artículo. Igual me dan las claras del día. Suele ocurrirme. Es bonito, en realidad, cumplo con mi quimera quijotesca: “la del alba sería cuando don Quijote salió de la venta...”, o canturreo la fatídica Al alba, de Luis Eduardo Aute, escrita en una madrugada atroz de finales 1975 ( “maldito baile de muertos, pólvora de la mañana”) cuando en el polígono de tiro de Hoyo de Manzanares se cumplía sentencia y eran fusilados unos activistas de ETA y otros del GRAPO… También es verdad que, a veces, me voy a dormir con el deber cumplido que (para mí) supone el artículo escrito, justo cuando “en España empieza a amanecer”… Así que toco todos los palos y conozco todos los tonos, porque, recordando al poeta, "he andado muchos caminos y abierto muchas veredas". Y aún no he parado.
CONSIDERACIONES SOBRE LA IZQUIERDA. Metiéndome ya en harina, yo diría que, si algo, en esencia, define a la izquierda, es su oposición al libre mercado, en pos de una economía planificada y colectivista, y el internacionalismo. Mas claro, agua: las internacionales obreras nacieron de ese pensamiento. Y el himno oficial y universal, La Internacional, habla por sí mismo y tiene poco o nada que ver con el Eusko Gudariak o Els segadors. Pero voy a dar un paso más y aceptaré por izquierda también la socialdemocracía, de inspiración germanonórdica (Willy Brandt, Olof Palme...) e incluso el democratismo (por contraposición a la derecha republicana) de Estados Unidos, de los Keneddy, Carter, Clinton y sus antecesores.

Por otra parte, quizá el hombre más clarividente que ha tenido la izquierda mundial de todos los tiempos, Lev (León) Trotsky (naturalmente asesinado por un español, como no podría ser de otra manera…: Ramón Mercader, comunista estalinista) sabía perfectamente que todo burocratismo asfixiante y todo lo que no fuera triunfo mundial de la Revolución, abocaba a ésta al fracaso, como así ha sucedido… La revolución desde la educación, movimiento casi romántico promovido por Antonio Gramscí, iba en dirección más certera, a mi entender; pero Gramsci fue un hombre permanentemente encarcelado durante el régimen fascista de Mussolini y no pudo hacer otra cosa que escribir unos cuadernos y morirse. La segunda postguerra mundial propició el freudomarxismo y el eurocomunismo. El freudomarxismo (Escuela de Frankfurt: Adorno, Benjamin, Marcuse, etc.) asi como el existencialismo de Jean Paul Sartre, evidenciaron que las teorias marxistas debian ser revisadas desde otras perspectivas psicologistas, antropológicas y sociológicas que culminaron en el famoso Mayo francés de 1968. El eurocomunismo no fue (no es) otra cosa una vuelta atrás de la III Internacional, intentando reconvertir los partidos comunistas de ella surgidos otra vez en socialdemócratas. La corriente fue engendrada por Enrico Berlinguer y a ella se sumaron Georges Marchais y Santiago Carillo, que luego, muerto Franco y ya en España, fue desplazado por Julio Anguita, que le acusó de dictador. A su vez, Carrillo (sobre quien continuamente pende la duda de Paracuellos) tildó a éste de derechista, aunque el programa elaborado por el equipo del llamado "Califa rojo" ha supuesto, hasta el momento, el único proyecto racional de una izquierda moderada.
LA IZQUIERDA EN ESPAÑA.- La izquierda en España, yo creo que ha sido más bien una izquierda hija de las hambrunas y de los derechos de pernada de los caciques antes que una doctrina tomada de los librotes de don Carlos Marx. Indalecio Prieto nunca pasó de la lectura de de unas cuantas páginas de El Capital; y sólo Jaime Vera, en los tiempos iniciales del PSOE es posible que fuese un marxista consecuente. La síntesis del

... Tampoco los grupos anarcosindicalistas, con sus maneras refractarias a toda autoridad son especialmente antiespañoles. Ni tan siquiera los anarquistas catalanes. Fernando García de Cortázar muestra un profundo respeto por el líder cenetista Joan Peiró y lo incluye en el grupo de los españoles heroicos no suficientemente reconocidos. Durante la guerra civil, tanto a la izquierda como a la derecha, o a sus representaciones armadas, cabe atribuirles todo tipo de desmanes y asesinatos, pero ningún atisbo disgregador de la nación. Si se podría hablar de ello en ciertos aspectos de la derecha recalcitrante (PNV), heredera del carlismo (la lucha contra ETA

Reflejo de todo esto se puede tomar fijándonos en dos buenas películas que tratan el tema de la guerra civil española. La primera de ellas, según guión de José Sanchis Sinesterra, ¡Ay, Carmela! (célebre cantinela de la España roja) en tres ocasiones hace ostentacion y reivindicación de la españolidad de la izquierda… La primera, cuando en plena función de variedades para milicianos, hace interpretar a Carmen Maura (Carmela) la nada separatista canción de Ramón Perelló, éxito de Estrellita Castro, Mi jaca... La segunda, cuando, a un prisionero polaco, de las brigadas internacionales, le enseña a pronunciar correctamente la palabra “España”. Y la tercera, cuando, haciéndole cantar, opone a la alianza germanofranquista, nada más y nada menos, que el pasodoble Suspiros de España.
Lo mismo ocurre con esta emblematica música en la pelicula, trasunto de la novela de Alejandro Cercas, Soldados de Salamina. Un soldado republicano que deja escapar vivo al escritor falangista Rafael Sánchez Mazas, después de que tropas republicanas en retirada ejecutaran masivamente a los prisioneros franquistas, o nacionales, que tenían en su poder, baila feliz, sólo con su fusil, cómo no, los Suspiros de España... desde la izquierda.

EXPERIENCIAS PERSONALES.- Por lo demás, varias son las ocasiones en que he tenido desagradables discusiones con personas que creía más formadas dentro de los movimientos de inzquierda. Una de ellas en el Club Diario Levante, donde el profesor Josep Guia, tras declararse independentista, no tuvo rubor en permancer en un estrado, junto con Vicent Garcés y otra señora, y alegar que estaba allí en pro de una Tercera República Española. No me supo constestar en qué defendía esa "Tercera República Española" si, definiéndose independentista, se vinculaba tan pasionadamente a ella. Por lo demás, todos hicieron cara de asombro cuando le repliqué que la franja morada de la bandera que colgaba, como un faldón, de su trono, no significaba otra cosa que el pendón morado de Castilla. Nadie me replicó.
