
El señor Torres Aucejo, don Benjamín, en la pasada edición del periódico Escavia Información, nos hizo una demostración del amplio elenco de sinónimos verbales con los que, según él, trataron (cabe suponer que los romanos) “al César de Roma”. Pero, una de dos: o el señor Aucejo escribió este sofisma como larvada crítica a alguien relevante de la ciudadanía segorbina, o el señor Torres Aucejo sabe menos que nadie de la historia de Roma. Modestamente, desde mi cortedad historiográfica,

A mí me parece que en una próxima edición debería acabar la tesis y explicarnos exactamente a quién se refería o sigue reifiriéndose. Uno de los motivos por los cuales, alguna persona cercana al Escavia, dijo en su día que a mi me tiraron, fue porque, repito, alegaba que mis columnas eran demasiado enigmáticas para entenderlas el común de los mortales. Algo absolutamnte despreciable, porque podrían ser más buenas o más malas, pero resulta denigrante escribir de manera forzadamente simple, puesto que presupone que los ciudadanos del Alto Palancia son tontos y hay que tratarlos como tales. Esto sí es denigrante.
Por otra parte, y siguiendo la línea editorial de mi ex periódico, cabe suponer que


… Esto ocurrió en los llamados Idus de marzo (los días 15 de cada mes era llamados idus). Durante la cena de la noche anterior, Calpurnia ya le avisó de que había tenido un sueño en el que veía su cadáver cubierto de sangre. César no hizo caso. Uno de los conjurados se lo llevó de casa antes de que un ciudadano pudiera avisarle del complot que se había urdido. De camino al senado, un vidente le dijo: “Ten cuidado, César, con los idus de marzo”. Y Cesar respondió: “Ya estamos en ellos”. A lo que el voluntarioso vidente replicó: "estamos, pero no han pasado”.
... Antes de entrar al Senado, otro ciudadano se le acercó y le entregó un pergamino demunciador de la conjura; pero César no lo abrió, creyendo que era una de la las múltiples peticiones que diariamente recibía. Muerto ya, a los pies de la estatua de Pompeyo, aún lo conservaba entre las manos. El único que podría haber hecho algo por él, Marco Antonio, había sido retenido con anterioridad, y después colaboró, bien que de mala gana, fozado por las circunstancias, con los conspiradores. Pero, cuando se abrió el testamento de Julio César se escuchó con asombro que, además de tres sobrinos, todo ciudadano de Roma recibía una pequeña parte de esa herencia; porque es que, como ya he dicho, César era la izquierda.


Yo, pienso, que estas cosas las tenía que haber referenciando el señor Torres Aucejo en su columna acreditativa de que no está loco… Pero que no se confunda, porque aquí todos sabemos que él, de relumbrante y aparatosa vida social, también pretende ser Juilio César. Sin embargo, nunca lo logrará, porque le falta temple y arte político...: urde planes, pero nada más: no puede pasar de Casio… Está en todos los guisados conspiratorios de la ciudad y en todos los medios. ¿Alguien cree que filantrópicamente?... Además: ¿qué aporta? … Nada. Sale en TV Canal, presenta eventos en el teatro, y ejerce un extraño protectorado sobre Escavia Información… Es decir, que (política e informativamente hablando) tampoco sería descabellado que tuviese cuidado con los próximos idus de marzo.
Discurso de Bruto defendiendo el orden conservador republicano
Discurso de Marco Antonio defendiendo el izquierdismo de Julio César
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