Tuesday, August 29, 2006

El gorrión de Notre Dame

Dedicado a Angus Iglesias, por su francofilia

Los gorriones, comunes voladores esparcidos por el mundo, son testigos y fedatarios de los actos de la aglomeración ésta que se llama Humanidad. Cuando yo era adolescente cazaba gorriones con cepos, o los mataba, como taimado francotirador, con mi carabina El Gamo, un arma, la primera, que compré a fuer de guardarme el dinero que mi madre me daba para comprarme el bocadillo. Después uno uno entra en años, y lo de liquidar gorriones a balinazos le parece una canallada, pero en un tiempo y una edad era como cazar urogallos. La vida y la muerte son así.Sin embargo, de una menera u otra, nunca he dejado de cazar gorriones. El exisitir de un hombre sobre la tierra queda marcado en su niñez adolescente. Viene esto a cuento porque, frente a la catedral de Notre Dame, en París, con una cámara fotofrágica, de ésas que fabrican para tontos, ya perdida la visión de mi ojo derecho, pensaba en cierta frase de Víctor Hugo acerca de du personaje Quasimodo, el pluritullido campanero de esta iglesia del Sena, que dice así: “Un tuerto es mucho más incompleto que un ciego, pues sabe lo que le falta”. Y es verdad. Porque la supervivencia, vista sólo desde la parte izquierda de la entidad entidad humana, es incompleta. Yo suplo esta carencia porque utilizo la experiencia, mi memoria histórica, mis recuerdos de la derecha. Y así, intentado ser justo, voy malviviendo, como no puede ser de otra manera.
A la niña del gorrión parisino, que le comía miguitas de pan en la mano, le hice una foto magistral, usando el ojo izquierdo, y una cámara fotográfica de juguete, ya digo. También probé a disparar con la escopeta apuntando con el ojo izquierdo (atemorizado por si ya no podía volver a cazar...) y los platos seguían siendo pulverizados por la extraña vitalidad de mi sobrevenida minusvalía.
La niña del gorrión, la rubita angelical de la catedral de Nuestra Señora de París (dentro hay un altar patrimonio de los ciegos) no se dio cuenta de que la fotografiaba a traicion, pero el gorrión, evidentemente, sí; pero sabía que iba de buena fe… Porque que yo, como mi amiga Angus Iglesias, profesora de lengua y literatura, experta en Max Aub, también soy francófilo. Pero francófilo, no de los arrimados a la masonería ni al socaire de Pepe Botella, sino francofilo apegado al existencialismo y la tristeza (Bonjour Trstesse), de Francois Sagan, Charles Aznavour, Jacques Brel (a pesar de ser belga) y Edith Piaf. Todos mis días en París fueron una constante búsqueda del sexo lesbiano de Edith Piaf… Allí estaba, además, por la cosa ésta del ¿arde París?, que preguntaba Hitler, cantada luego por Mireille Matiehu. Un París que no ardió porque unos tanques, con nombres españoles y soldados republicanos españoles entraron allí, como debe ser, los primeros y sin disciplina. Parecían buscar a Edith Piaf, mi Dulcinea francesa. Entraron disparando y matando alemanes y gorriones colaterales, siempre necesarios. Fueron el Ebro y el Don Quijote los primeros blindados que abrieron fuego. Todo muy curioso, porque en el río Ebro situó Cervantes la Insula Barataria (en concreto, en Fuentes de Ebro), sede del gobierno de Sancho Panza y punto de encuentro entre el supuesto realismo del escudero y el supuesto idealismo de Alonso Quijano: "No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será nunca acabar: ven tú con segura conciencia, y digan lo que dijeren; y es querer atar las lenguas de los maldicientes lo mesmo que querer poner puertas al campo. Si el gobernador sale rico de su gobierno, dicen dél que ha sido un ladrón, y si sale pobre, que ha sido un para poco y un mentecato".
… Pero siguen habiendo mentecatos que niegan el parangón cultural del Quijote. La piedra de toque: lo que nos da el ser.
… Sí, yo he visto también gorriones en El Toboso, revoloteando por los macizos del un jardincillo que regaba con desgana un manchego desganado. Allí –se me dijo en el bar- discursaba antaño don Federico García Sanchíz. Y los he vuelto a ver (se pueden ver) en la plaza Mayor de Madrid, saltiquear entre las piernas de los turistas sentados en las terrazas; pero su realismo, español y quijotesco, les aconseja no comer de la mano de nadie. Yo, por ver, he visto en la calle Victor Manuel, de Roma, a espaldas de la cúpula de San Pedro, disputarse una miga de pan un gorrión (siempre laico y republicano) y un palomo, medio Espíritu Santo, medio volador equivocado. Ganó el gorrión. También he provocado la muerte de un bicho de éstos a medio plumar: por querer salvarlo (al intentar cogerlo, revoloteó y lo mató un perro). Pero logré devolver otro al nido, un mediodia abrasador, en la plaza de toros de Linares. El gorrión Islero, de mis memorias de corrida, leyenda, copita de chinchón y trago de agua fresca de botijo.
...Pero las de ahora son memorias parisinas, fracófilas, tristísimas... Todos los santos días anduve, callado, al acecho de los cafés donde pudiera sonar el Padam, padam inolvidable que, una mañana, durante el gobierno de Olga Raro, almorzando junto con las chicas del Ayuntamiento, que llegaban a esas horas, escuché en la radio del bar Alamminos, en Segorbe… Como si lo estuviera oyendo… : Padam… Padam… Padam…/ Des “je t´aime” de quatorze-juillet/ Padam… Padam… Padam…/ Des toujours qu´on achète au rabais/ Padam… Padam… Padam...
Me ha estremecido tantas veces en mi vida como Los paraguas de Cherburgo (que me reservo para otra Fuente Larga), pero aquella mañana segorbina, Padam, padam, no sé por qué…, sonó de una manera trascendental, de una manera tan penetrante que no pude olvidar ni tan siquiera en París.
Revelada la foto, con la niña de los dorados cabellos (ignorante a mi acecho) y con el gorrión (sabedor de mis recuerdos e intenciones) ante mi ojo, me doy cuenta de que dejé en la imagen la filosofía ciclópea de que hablaba Víctor Hugo. La miro y remiro y vuelven a vibrar, de tres en tres, las mismas y misteriosas palabras de la canción francesa…: Padam, padam, padam... Un día, removiendo las cuestiones de mi musa, descubri que “piaf”, en francés, significa “gorrión”. Y lo comprendí todo.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------


No comments: